25 diciembre 2006

Comentario Presentación "Augusto, fue un gusto..."

EL PINOCHETISMO Y "AUGUSTO III"
A propósito de la presentación "AUGUSTO, FUE UN GUSTO ...Y UN SUSTO TAMBIÉN"
Por Gustavo González Rodríguez

Creación bdel adversario y venganza de la realidad

CREACIÓN DEL ADVERSARIO Y VENGANZA DE LA REALIDAD
(Comentario del ensayo "¿De qué hablamos cuándo hablamos de comunicación política?", de Javier del Rey Morató)
Por Gustavo González Rodríguez

24 diciembre 2006

EXPOSICION: AGUSTO FUE UN GUSTO y un susto también

EXPO GRUPO B.F.R.
Han pasado 13 días desde que Pinochet murió. Gente lloró, celebró, gritó, enmudeció, veneró y también recordó que había que odiar. Pero finalmente qué es lo que queda??

Inmediatez mediática: a las 14:15 del día domingo 10, Pinochet había muerto en el hospital militar, y ya a las 3 de la tarde la noticia estaba propagada por todo el mundo. Internet se ha hecho fundamental a la hora de examinar con qué rapidez vuelan las noticias. Las portadas de las páginas de diarios extranjeros por Internet lo demostraron.

La televisión, ama y señora de este evento: La inmediatez se transforma en imagen en directo, en la salida a la calle de los periodistas estrellas de cada canal, convirtiéndose en autoridades de la información. Inmediatez que quizás dificulte un entendimiento certero de la realidad.

Algo que nos llamo la atención sobre esto, es como la "idea de polarización" estaba perfectamente simbolizada en que la imagen de la TV en la mayoría de los canales estaba dividida en dos, de tal forma que se transmitía instantáneamente lo que sucedía a las afueras del H. Militar y lo que sucedía en Plaza Italia o en la Plaza de la Ciudadanía.


Otra cosa importante fue un medio diferente de entregar los hechos de manera casi instantánea: Youtube. Sabíamos que lo que ahí encontraríamos eran apreciaciones parciales de la muerte de pinochet, pero descubrimos que es una excelente punto de comparación entre lo que muestran y describen los medios, y la trascendencia real que ha tenido del hecho , en los ciudadanos de a pie.

Los Invito a que visiten el Blog AUGUSTO FUE UN GUSTO

Grupo B.F.R ( Carolina, Nicolás y Francisco)

Nota: las claves de ese blog son las de nuestro correo electrónico gmail....úsenlo!

Comentario sobre exposición educación y tabajo final

Nicolás Fuster

Un breve análisis sobre el tema de la "Revolución de los Pingüinos" y el trabajo final para el curso de "Estrategias II".

http://www.la-paideia.blogspot.com

21 diciembre 2006

Comentario libro Ultimas noticias de la guerra

"Últimas noticias de la guerra"
COMUNICACIÓN POLÍTICA DESDE LA GUERRILLA

Comentario de Gustavo González Rodríguez

"Ultimas noticias de la guerra", el libro que el periodista colombiano Jorge Enrique Botero publicó en abril de 2006, es un texto apasionante, no solo por la peculiaridad de los acontecimientos que narra, sino también por constituir una visión a la vez profundamente política, descarnada y tierna de la guerra civil no declarada en Colombia y en particular de las y los guerrilleros de las FARC.
Este testimonio, que tiene como narradora central a Solangie, una joven combatiente, enfermera y radiodifusora, constituyó la primera revelación formal de que la abogada Clara Rojas, secuestrada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), había tenido un hijo en una relación con un guerrillero raso.
Clara Rojas, de 41 años, era la compañera de fórmula de la candidata presidencial del partido Oxígeno Verde, Ingrid Betancourt, cuando ambas fueron secuestradas el 23 de febrero de 2002 en la sur-oriental localidad San Vicente de Caguán, departamento de Caquetá, dos días después de que se rompieran las conversaciones de paz entre la guerrilla y el gobierno del entonces Presidente Andrés Pastrana.
Las FARC, que mantienen en su poder a más de un centenar de personalidades, incluyendo a tres estadounidenses, tenían el propósito de plagiar únicamente a Betancourt, como parte de su estrategia de forzar a las autoridades a un canje, en que buscan la liberación de unos 500 guerrilleros presos. Sin embargo, Clara Rojas insistió en permanecer junto a ella.
Botero (nacido en 1956 en Bogotá), ex jefe de informaciones de la red de televisión Telesur y autor en el año 2004 de "Espérame en el cielo, capitán", construyó este testimonio o reportaje novelado con información directa de mandos y combatientes de las FARC, a cuyos campamentos llegó en misión periodística. Si bien es uno de los pocos periodistas que ha podido ver a secuestrados por la guerrilla, en el caso de Ingrid Betancourt y Clara Rojas no logró que se le permitiera un contacto directo.
"Últimas noticias de la guerra" es una narración de alto vuelo literario, donde el lenguaje popular y el humor permiten aproximarse a las manifestaciones más descarnadas de la guerra y la injusticia social. Como eje de la historia, Solangie simboliza a la joven colombiana de una localidad rural en una tierra de nadie, dominada un día por la guerrilla, el otro por el Ejército y al siguiente por los narcos o las ultraderechistas autodefensas. Su destino: ser violada por su padrastro a los 14 años y devenir luego en prostituta o sumarse a la guerrilla. Ella optó por esto último.
Rigo, el otro protagonista principal, fue el gran amor de Solangie en las FARC, pero las circunstancias hicieron que terminara como padre del hijo de Clara Rojas y, aún más, que quien atendiera el parto de la secuestrada, en una trinchera, en medio de un duro ataque del Ejército y sin medios quirúrgico adecuados, fuera la propia guerrillera, que termina practicándole a la madre una cesárea "con el cuchillo de pelar tomates" para salvar al niño, que debió ser bautizado, según bromearon después algunos combatientes, como "Bombardeo Rojas" o "Acuerdito humanitario".
"La vida de las personas –ya me lo había advertido Rigo de mil formas durante los años que pasamos juntos– va cambiando de una manera que nadie puede imaginarse, pero yo nunca le paré bolas y mucho menos pensé que llegaría al extremo de terminar atendiendo el parto de su muchachito, un niño que pudo ser mi hijo", cuenta Solangie en el libro.
Todo esto ocurrió en el año 2004, en una fecha imprecisa. Se dice que la maternidad de Clara Rojas era una suerte de secreto a voces en medios políticos y periodísticos cercanos a la guerrilla. Cuando Botero anunció el lanzamiento del libro, hubo intentos de prohibir su circulación, bajo el argumento de que la familia de Clara no había dado su autorización para estas revelaciones. El rechazo a la obra se ha mantenido, pese a que el autor donó el producto de la venta a asociaciones de víctimas de la violencia política.
Más allá de este debate, la obra de Botero es una contribución política. En una escena política y mediática donde las FARC, por obra gracia de George W. Bush y su cruzada occidental forman parte del "eje del mal", el periodista colombiano entrega una visión real de esta organización guerrillera que tiene a unos 15.000 combatientes en armas y de las condiciones en que transcurre el conflicto civil en Colombia, un país sin Estado o, si se quiere, con un Estado tricéfalo: el gobierno y el Ejército por una parte, los narcotraficantes por otra y la guerrilla como tercer poder.
Hay un profundo sentido humanista en este libro, que se trasunta en detalles que nos remiten a los sueños y proyectos de vida de los guerrilleros, encarnados en Solangie, quien en sus diálogos con el periodista recuerda emocionada sus primeras lecturas de formación política. "Así se templó el acero", del ruso Nikolai Ostrovski, un icono del realismo socialista, es el pasaporte a los sueños de un mundo de justicia, donde la épica de la hoy devaluada revolución bolchevique es rescatada en las selvas colombianas.
Para el estudio teórico del socialismo, los guerrilleros usan los manuales de "una tal Marta Harnecker", que no les impiden amar la poesía con ímpetu revolucionario, bajo la inspiración de las lecturas del "Canto General" de Pablo Neruda.
Detalles y apuntes como estos son los que hacen de "Últimas noticias de la guerra" un gran libro, una apuesta a la literatura y a la política con el ropaje periodístico de un cronista de primera línea.
Botero no cede ni al endiosamiento ni a la demonización de la guerrilla. Los protagonistas de la lucha armada, con el legendario Tirofijo a la cabeza, están ahí, con sus desgarramientos y sus esperanzas, con sus pesares cotidianos y su sentido de trascendencia. Porque a la postre, la esencia fundamental, el mensaje de la odisea relatada en este libro está en el siguiente párrafo, sobre el nacimiento del hijo de Clara Rojas y Rigo:
"Cuando salió la sangre en abundancia y la piel se abrió resignada, Solangie metió su mano derecha en la barriga de doña Clara, palpó al bebé y lo sacó delicadamente, hasta que lo tuvo en sus dos manos, le cortó el cordón umbilical, lo puso boca abajo y le dio una palmada que lo hizo llorar sin medida, en el aire escaso de aquel agujero, lanzando al viento la noticia de que la vida, otra vez, le estaba ganando la partida a la muerte".

"Últimas noticias de la guerra". Jorge Enrique Botero. Editorial Random House Mondadori. Bogotá, Colombia, 2006. 135 páginas.

Comentario presentación Conflicto Mapuche

Comentario a la presentacion de Ingrid Toro por Francisco Rodríguez-Q.

15 diciembre 2006

Presentación no presentada

Análisis de la asignación del proyecto del CECS de la Región de Los Lagos en el marco del Programa Regional de Conicyt. Texto completo en blog de Soledad Bravo (para no seguir afeando este humilde espacio)

14 diciembre 2006

Comunicaci�n Pol�tica

Comunicaci�n Pol�tica

Comentario presentación de otro grupo
Seguimiento noticioso voto chileno en la ONU

Por Jorge Acevedo

Me parece de interés comentar este trabajo, no sólo por la cuciosa investigación de mis compañeros, sino por el carácter netamente mediático de la situación. En una coyuntura en la que suceden otros hechos de igual importancia, es representativo de los elementos que hemos visto en este curso, que una decisión como ésta genere tanta atención. No fue solamente el tiempo de espera, ni las 2 opciones en juego (ya se sabe, en términos polarizados: pro o anti USA), sino la necesidad de los medios de presentarlo como un símbolo claro del manejo "en crisis" del gobierno. Así, varios Medios plantearon esta decisión desde un punto de vista casi fundacional, en cuanto representaba una toma de posición definitoria en un contexto , sabemos, cambiante. ¿Cómo reaccionan frente a eso los Medios pro gobierno? generalmente respondiendo con otras mitologías como la del orden, la capacidad de anticipar posibles conflictos o desde la generación de una visión estratégica (lo que, a su vez, busca ser negado por la otra parte del espectro político)

Aparte de la buena presentación, fue interesante el hecho mismo y la instancia de reflexión que nos abre. ¿Hasta qué punto la agenda pública está dada por los Medios? No sólo pensando en quienes somos lectores o espectadores, sino en la misma clase política que debe "responder" a la presión pública. Presión que no surge ni de quien escribe ni de quien observa esto, sino de ese ente difuso, modificable y siempre listo para justificar todo discurso: la opinión pública.

Amor Líquido: Acerca de la fragilidad de los vinculos humanos

Comentario de Libro : Amor Líquido.

Mariana Arellano

Comunicaci�n Pol�tica: Comentarios art�culo 'Comunicaci�n Pol�tica en Latinoam�rica



SEguimiento noticioso voto chileno en la ONU

Por Jorge Acevedo

Me parece de interés comentar este trabajo, no sólo por la cuciosa investigación de mis compañeros, sino por el carácter netamente mediático de la situación. En una coyuntura en la que suceden otros hechos de igual importancia, es representativo de los elementos que hemos visto en este curso, que una decisión como ésta genere tanta atención. No fue solamente el tiempo de espera, ni las 2 opciones en juego (ya se sabe, en términos polarizados: pro o anti USA), sino la necesidad de los medios de presentarlo como un símbolo claro del manejo "en crisis" del gobierno. Así, varios Medios plantearon esta decisión desde un punto de vista casi fundacional, en cuanto representaba una toma de posición definitoria en un contexto , sabemos, cambiante. ¿Cómo reaccionan frente a eso los Medios pro gobierno? generalmente respondiendo con otras mitologías como la del orden, la capacidad de anticipar posibles conflictos o desde la generación de una visión estratégica (lo que, a su vez, busca ser negado por la otra parte del espectro político)

Aparte de la buena presentación, fue interesante el hecho mismo y la instancia de reflexión que nos abre. ¿Hasta qué punto la agenda pública está dada por los Medios? No sólo pensando en quienes somos lectores o espectadores, sino en la misma clase política que debe "responder" a la presión pública. Presión que no surge ni de quien escribe ni de quien observa esto, sino de ese ente difuso, modificable y siempre listo para justificar todo discurso: la opinión pública.

Pregunta para todos

¿No se puede o nunca lo intentamos hacer más amigable este blog?

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Trabajo Seguimiento noticioso crisis PPD

Alumnos: Jorge Acevedo, Ana Inza y Juan Carlos Pérez

Por motivos de espacio preferimos hacer la referencia que el trabajo está publicado en el blog "yo versus internet", que se encuentra en la sección links de este blog.

Distribución pastilla del día después

Alumnas: Mariana Arellano, Carolina Betancourt, Paz Escárate y Pilar Planet

De las normas técnicas a la polémica

El anuncio por parte de la Ministra Barría provocó rechazo en:
• La iglesia que siempre se ha opuesto a este tipo de medidas por diversas razones (éticas, morales y sociales)
• Con la Democracia Cristiana a la cabeza, los partidos de la Concertación demostraron su molestia por no haber sido informados de la medida
• Se filtró que el Gabinete tampoco había sido informado de la medida, lo que hizo notar cierta improvisación
• Con la proximidad del Te Deum, se dio la posibilidad a que la iglesia se explayara en este tema
• Municipios con decisiones propias
• La sumatoria de estas variables permitió que la opinión de todos estos actores sociales tuviera cabida en la opinión pública generando la polémica.

Normativa de Gobierno
Con fecha 2 de septiembre: El Ministerio de Salud actualizó las Normas de Regulación de Fertilidad, las que entre otros métodos anticonceptivos que recomienda, señala la entrega de la píldora del día después a adolescentes mayores de 14 años con o sin el consentimiento de los padres.

Propuesta contraria
• La vida comienza desde la unión del óvulo con el espermatozoide, el cigoto y no desde su anidación
• El Levonorgestrel podría evitar la implantación, por tanto, atentar contra la vida de un ser humano
• Premisa: ante la duda, abstente
• La mujer no tiene derecho sobre una vida y un cuerpo que no le pertenece
• Ninguna medida sanitaria puede prescindir de la ética, cualquiera que ésta sea

Notas informativas La Tercera

1. Fuentes:
• Gubernamentales: Presidenta Michelle Bachelet; Ministros de Salud, Soledad Barría; Secretario General de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, del Interior, Belisario Velasco, Secretaría General de Presidencia, Paulina Veloso; Educación, Yasna Provoste CDE.
• Políticos que apoyan la medida: Mariano Ruiz Esquide, Jorge Pizarro, Ricardo Núñez
• Políticos opositores a la medida: Patricio Melero, Cristián Monckeberg, Soledad Alvear, Pablo Lorenzini, Evelyn Matthei, Carlos Larraín, Andrés Chadwick
• Eclesiásticas: Cardenal Francisco Javier Errázuriz; Obispo Auxiliar de Santiago, Cristián Contreras. Rector UC, Pedro Rosso
• Expertos: Presidenta Sociedad Chilena de Ginecología, Médico director de Cemera, Colegio Médico, Instituto Chileno de Medicina Reproductiva.
• Alcaldes opositores: Marta Ehlers; Pablo Zalaquett
• Alcaldes a favor: Claudio Arriagada, Ángel Bozán
• Corte de Apelaciones
• Padres que presentan querella

2. Tratamiento:

• El foco, esta vez, está en la distribución de la PDD sin consentimiento de los padres.
• Se ayudan de cifras para apoyar la medida gubernamental.
• Ponen énfasis en que es parte de unas Normas Sanitarias y en que se trata de una medida sanitaria (por eso el apoyo en cifras y el acento en la población más pobre)
• Buscan vocerías que le den mayor credibilidad a la decisión del Gobierno.
• De alguna manera, este diario muestra que la Presidenta sea la que responda al Cardenal.
• Muestran encuestan que dan a conocer apoyo de la ciudadanía a esta medida. Este fue un golpe noticioso, ya que fue una cifra de Encuestas La Tercera.
• El otro foco expuesto es que esta “medida sanitaria” tiene consecuencias políticas al unir a la oposición y dividir al oficialismo.
• Muestra poca credibilidad a estudios como del Instituto Libertad y U de Los Andes y poco espacio a marcha de estudiantes opositoras


Notas informativas La Nación
1. Fuentes:
• Gubernamentales: Presidenta Michelle Bachelet; Ministros: de Salud, Soledad Barría; Secretario General de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, Subsecretario Presidencia, Edgardo Riveros
• Eclesiásticas: Cardenal Francisco Javier Errázuriz; Obispo Auxiliar de Santiago, Cristián Contreras
• Alcaldes opositores: Marta Ehlers; Pablo Zalaquett, Carolina Plaza
• Políticos a favor: Carolina Tohá, Camilo Escalona, Ricardo Núñez, Guido Girardi, Mariano Ruiz Esquide
• Políticos opositores a la medida: Patricio Melero, Cristián Monckeberg, Soledad Alvear, Pablo Lorenzini, Pablo Longueira, Andrés Chadwick.
• Federación de Instituciones de Educación Superior, Cemera
• Dirigentes secundarios
• Padres que presentan querella
• Corte de Apelaciones

2. Tratamiento:
• El tratamiento es más confrontacional con titulares como “PDD para todas”
• Lo presentan como una cruzada gubernamental
• Destacan oposición de la DC. Se lee como “traición al conglomerado”
• Carece de cifras y es más ofensiva con los opositores. “Grandes pensadores” titula nota sobre alcaldes opositores
• Publica un poco atractivo reportaje testimonial sobre joven que, supuestamente, necesita la píldora.
• Agrega notas testimoniales
• En suma, el tratamiento es poco objetivo y poco serio.


Columnas de opinión y cartas publicadas

La Tercera 9 cartas 1 en Editorial
La Nación 3 artículos en Debate
4 columnas de opinión
8 cartas
Cartas La Nación

Enumeradas como Píldora del día después I-II - III....Todas las cartas publicadas están favor de la medida desde diferentes ámbitos. 1 carta el 7 de septiembre disiente de la medida. Sociedad Civil.
Maïté Albagly
Directora del Planning Familiar Francia Sociedad Civil
Teresa Valdés
Socióloga de Cedem

Boris Peralta Jara. Presidente de la Partidos Políticos
Juventud por la Democracia(PPD)

Manuel Sepúlveda Adriasola Ciudadanía
Linares

Danusia Rivas Weber Académica
Directora Escuela de Trabajo Social de la UNAB

Columnas de opinión La Nación

Las columnas de opinión se dirigen todas a la Iglesia, considerando diferentes tópicos:
La falta de validez del discurso desde el celibato y la represión sexual.
Cerrada posición doctrinal sin búsqueda de puntos de encuentro que apoye las decisiones libres de las personas.
La pérdida de espacios de la Iglesia, frente al sentido común y las necesidades de las personas.

Cartas La Tercera
 Las nueve cartas publicadas se refieren a la entrega de la píldora a los 14 años sin autorización o consentimiento de los padres.
 Seis de las cartas se muestran contrarias a la medida aduciendo los daños morales a la familia, y una permisividad al libertinaje sexual.
 Una de las cartas que defiende la medida, aclara que esta debe entregarse considerando una educación integral más sólida para que no se transforme en una medida populista.
 Las dos cartas restantes defiende la medida, considerándola como una oportunidad de equidad y no discriminación a los sectores más desprotegidos.

Opinión La Tercera
En la página Editorial del 6 de Septiembre se publica un artículo del Dr. Ramiro Molina, que hace referencia a la confusión entre la ideología y la evidencia científica

Reportajes
Vocerías:
• Soledad Barría, Ministra de Salud
• Ramiro Molina, Ginecólogo y Director de Cemera
• Juan José Oyarzún, Gran Maestro de la Logia Masónica
• Fernando Chomalí, Arzobispo auxiliar de Santiago
• Guido Girardi, Senador y Doctor

Tópicos tratados
• Derecho de los niños y jóvenes a la salud y a la confidencialidad
• Campaña contra Recalcine por parte de los conservadores del Opus Dei, tendrá que patentarla el Minsal para entregarla
• Quedó claro hace cinco años que no es abortiva. Y fue la Corte Suprema la que lo dictaminó
• La Carta Episcopal es el primer texto del Episcopado en Décadas
• Rechazo por parte de los católicos a la comparación con regímenes totalitarios
• No hay separación en los temas de Eutanasia, aborto y pastilla
• Los métodos anticonceptivos se reparten en la actualidad, sin necesariamente que lo sepan los padres
• Se necesita eliminar la desigualdad del acceso a estos métodos
• En las comunas más pobres se han vendido 344 cajas y en las más ricas 3.954, y en 2003 sólo una niña fue madre en Providencia. En La Pintana fueron 29

LA TIRANÍA DE LA COMUNICACIÓN. (IGNACIO RAMONET)

(Un recuerdo a la comunicación clandestina cuando vivía el tirano y la muerte física del tirano en los medios de comunicación.) (Pilar Planet. Trabajo Curso Estrategias II. Magíster Comunicación Política. Universidad de Chile. Ver en Blog La historia la hacen los pueblos)

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COMENTARIO SOBRE “HOMO VIDENS” DE GIOVANNI SARTORI

Jorge Acevedo

¿Es posible pensar que alguna actividad de importancia esté fuera de los Medios de comunicación? ¿Es la generación de un nuevo espacio público el resultado de la acción constante de los Medios? ¿Cómo afecta la lógica propia de los Medios el mensaje entregado? Todas estas interrogantes surgen desde nuestra interacción diaria con el principal canal de comunicación masiva: los Medios y, en específico, la televisión. Giovanni Sartori realiza una constatación que, apocalíptica y determinista, busca sólo ser un reflejo de una situación cotidiana. Hay en el “Homo Videns” un acercamiento a una nueva esfera de comunicación derivada de la omnipresencia de la televisión en nuestras existencias. Es la cotidianeidad del consumo y la extensión de sus funciones, lo que transforman el estudio de la televisión en un campo de vital importancia. Algunos ejemplos coyunturales nos darán el piso necesario para comenzar la discusión.
En un hecho representativo de la temática de este ensayo, el 26 de Octubre de este año, parlamentarios de la Alianza por Chile abandonaron la primera reunión de la comisión que estudiaba el problema de Chiledeportes. El aspecto que transforma esta decisión en un acto cargado de dramatismo, es que salieron de la reunión a los 5 minutos de haber ingresado, en cuanto las cámaras de Tv estuvieron dispuestas a filmar el suceso. No fue una decisión derivada de algún aspecto de la reunión, sino un “acto” destinado a la emisión televisiva. El signo de molestia no era completamente efectivo de haberse ausentado de la reunión (aunque nunca estuvo la opción de escuchar los argumentos de la Concertación), por lo que optaron por la representación. ¿Se debe agregar dónde se pudo ver este hecho?
Giovanni Sartori no se anda con medias tintas cuando habla del efecto de la televisión en la ciudadanía durante las últimas décadas: se ha perdido la capacidad de abstracción en el ser humano. No es definitivo, ni irrevocable (aunque el texto deja la sensación de que sí), pero se ha destruido de manera clara la capacidad de entendimiento. Esa conclusión , que puede ser rebatida en la coyuntura con la posmoderna búsqueda de la “no contaminación” (el hecho de tener “ideas propias”, sin fundamento tras de ellas, diría Sartori), genera un dominio sutil que limita de manera constante las posibilidades críticas propias del ser humano.
¿Cuál es el fundamento de esta aseveración de Sartori? La utilización casi exclusiva de la televisión para conocer la realidad y el carácter concreto del mensaje que entrega ella. Para afirmar esto, Sartori refiere a la capacidad simbólica (que habría generado, en definitiva, al homo sapiens) como el aspecto disminuido en la actualidad. El hecho que el hombre posea un lenguaje capaz de referir a sí mismo y de metacomunicar sobre las estructuras que se nos hacen manifiestas como “realidad” (podríamos hablar de la teoría de Berger y Luckmann sobre la construcción social de ésta, como ejemplo) lo diferencia del resto de los animales y, a la par, le permite desarrollar un pensamiento que lo hace progresar. La posibilidad de colocar en tela de juicio nuestra certezas generan la capacidad crítica y el desarrollo de nuestras fuerzas sociales. Por el contrario, la aceptación inmediata (la “introyección”, como se conoce en psicología) que proviene del ejercicio de recepción televisiva evita esos procesos cognitivos superiores y, por ende, abre un mayor campo de coerción implícita sobre el individuo, ya que lo presentado ES la realidad última e indubitable.
Este último elemento será retomado cuando hablemos de la esfera de la videopolítica, pero antes de ello es necesario comprender el itinerario lógico de Sartori, junto con algunas referencias anexas que nos parecen de importancia. El autor considera que el cambio operado por la televisión es paradigmático en cuanto ha cambiado nuestra manera de comprender el mundo. La necesidad que la televisión genera de que el mundo nos sea “mostrado” choca con elementos importantes de nuestro saber que no necesariamente tiene una correlación visible (Sartori menciona conceptos como el Estado, la soberanía, entre otros) que deben ser traspasados a una lógica que no les da abrigo. Esto genera “sucedáneos empobrecidos” que, por acercarse a esta nueva tecnología pierden su sentido intrínseco. ¿Cómo se podría entender, entonces, el concepto de “unidad cultural” que maneja Umberto Eco que plantea que existen significados que abarcan más allá del signo específico que los refiere? Eco plantea ue eso sucede con temas como “la paz”, “la democracia”, etc, que logran su significado sólo después de una sucesión de convenciones al respecto.
Se podría argumentar desde los apologistas de la televisión que ésta entrega una suma de imágenes con texto, pero Sartori advierte que esta conexión es desigual, al ser necesario un tipo de texto reducido (empobrecido, más bien) para adaptarse a la necesidades e transmisión de la televisión. A juicio del autor, no hay integración, sino sustracción en este aspecto. El predominio del homo ludens, que se dedica al juego, la diversión por sobre el homo inteligibilis, que ha construido nuestra sociedad es un hecho en el que hay que reparar para entender las predicciones catastróficas de Sartori. La atrofia cultural derivada se refleja en la pérdida de la capacidad de leer y la baja concentración y abstracción que tendrían las nuevas generaciones. Incluso Internet como espacio que combina texto e imagen aparece como un campo del que no se extraen todas sus potencialidades, debido a esta falencia cognoscitiva, que afecta el proceso simbólico de todo ser humano.
Ello, por supuesto, no implica la condena de la televisión como medio de comunicación, sino captar las posibles consecuencias de su omnipresencia y ubicuidad. Sartori plantea que el “tele ver” se transforma en un “tele vivir”, ya que es la principal productora de los bienes simbólicos con los que armamos nuestra identidad y entendemos nuestro lugar en la sociedad. Un autor contemporáneo como Roger Silverstone lo habla desde la relación entre televisión y cotidianeidad, tanto en la acción sobre los horarios de las personas (“¿antes o después de la teleserie nos juntamos?”) como en el lugar que ocupa en las casas, En un contexto en el que la media de televisores casi equipara la media de las personas en un hogar, se pueden imaginar las consecuencias desde el punto de vista comunicacional


LAS CONSECUENCIAS SOBRE LO POLÍTICO:

Dirigiendo la atención hacia cómo la televisión afecta el desarrollo político, se puede plantear que se transforma en el canal de difusión principal, alterando las manifestaciones discursivas. Tal cual fue mencionado al principio de este ensayo, cuando se refirió al “acto” de los dirigentes de RN, se puede pensar que la “video-política” transforman la gestión de la actividad política desde varios frentes. El primero de ellos tiene que ver con los emisores y para ello es necesario considerar algunos aspectos anexos a la teoría de Sartori, como por ejemplo lo propuesto por Anne Marie Gingras, en cuanto la mediatización de la actividad política, a partir de las técnicas del marketing político y el uso de los Medios de comunicación como soporte generan no sólo los cambios referidos en las temáticas presentadas y los intereses subyacentes. También se pueden observar influencias en el lenguaje utilizado, basando los mensajes en presentar los hechos y las cuestiones de todo tipo en forma de “información-cápsula”. El ritmo vertiginoso propio de la producción televisiva afectaría el tiempo y el espacio políticos, lo que no es una consecuencia necesariamente indeseable para los políticos, ya que, a juicio de la autora, ocultaría el vínculo y el origen de ciertos problemas indeseables.
Sartori comparte estas ideas al plantear que la televisión, al aplicar su esquema de acción, “personaliza” las elecciones y debates en búsqueda de un efecto más potente en lo emocional. El ejemplo de la confrontación entre John F Kennedy y Richard Nixon, ampliamente comentado en la literatura al respecto, es una interesante muestra del inicio de un proceso vivo y en constante desarrollo hasta nuestros días. En ese sentido, importa poco el mensaje, sino que el portador de ella se transforma en el verdadero elemento en juego al momento de decidir. La necesidad de personalidades fuertes con un lenguaje lo suficientemente ambiguo para satisfacer todas las identificaciones y necesidades del público pareciera ser la solución del éxito en este nuevo entorno. Ello no se agota en el “personaje” (nótese que ya dejamos de hablar de persona, aunque el perfil de “naturalidad” siempre renta bien), sino que abarca también los hechos a los cuales referir. Sartori plantea que los acontecimientos de “importancia” termianna siendo los mediáticos más ue los genuinamente efectuados. La referencia a la actitud de RN en Octubre pasado es fiel muestra de es´to, en cuanto es preferible un acto dramático realizado en nuestra globalizada “plaza pública” que una acción efectiva en la realidad.
Por otro lado, sería imposible mantener el juego político, si no existieran receptores que alteran su percepción de la política al ser ésta transmitida por los Medios de comunicación (muy apocalípticamente podríamos pensar que parte de esos receptores luego son emisores políticos que siguen las pautas aprendidas con anterioridad). Acá es bueno detenerse en el concepto de opinión pública. Si consideramos que ésta es según James Young, “el juicio social de una comunidad consciente de sí misma respecto de un problema de interés general que fue objeto de una discusión pública nacional”, la manifestación de ella no puede estar más alejada en la actualidad. Nos enfrentamos a una situación particular en la esfera de la videopolítica, en cuanto esa opinión es adquirida luego de la exposición mediática, con la particularidades (regresiones cognitivas, diría Sartori) que ella tiene. Primero la relaciona con la doxa griega más que con la episteme, o sea más un parecer que un saber. La razón para argumentar esto es que la percepción de la ciudadanía sobre los temas se forma más de los contenidos emotivos y poco profundos de la televisión que de un verdadero análisis al respecto. No sólo eso, al ser la televisión un medio unidireccional, en el que sólo se recibe información (una casi-interacción mediática como diría John B Thompson), no existe la opción de aportar una cognición propia a lo entregado.
Otro aspecto a considerar sobre el desarrollo de una opinión pública es la importancia que adquieren los sondeos de opinión realizados en los Medios. Sartori pone énfasis en la formulación de preguntas (generalmente con un fin determinado o restringiendo las posibilidades de respuesta) y en el contexto en el que ellas son formuladas, lo que deriva, a su juicio, en respuestas teóricamente débiles, volátiles y que, incluso, repiten lo que esas mismas personas han visto en los Medios de comunicación. Esto es fundamental si consideramos que no es sólo el ciudadano quien forma su opinión desde lo observado como “razonamiento público”, sino que los mismos Gobiernos plantean su actividad desde esas “certezas” presentadas mediáticamente.
Por último, el autor fija la atención en la calidad de la información que entrega la televisión, catalogándola de subinformación y desinformación. Esos conceptos refieren a insuficiencia y distorsión de la información, respectivamente. Amparados en las “reglas” de la transmisión televisiva (imágenes rápidas, de contenido emocional, poco texto), los Medios exageran acontecimiento vulgares, dramatizan las situaciones en la búsqueda forzada de la tensión y limitan el acceso de las personas al mundo conocido. Esto último se relaciona con un nuevo concepto de “aldeanización”, opuesto al de Mac Luhan, ya que no es todo el mundo el que se interconecta con la televisión, sino que una parte del orbe se plantea como “el único” lugar posible de los hechos.
Una referencia anexa que sirve para graficar esto es lo que planea Anthony Giddens en su libro “un mundo desbocado”. Estando el 9 de Noviembre de 1989 en Berlín Occidental, el autor fue testigo casual de la caída del Muro de Berlín. Luego de ser informado, se acercó con un pequeño grupo al lugar y comenzó a subir por las escaleras que habían dispuesto para ello. Su tránsito fue detenido por equipos de televisión que acababan de llegar y tenían que subir primeros para poder filmarlos trepando por las escaleras. Incluso convencieron a alguna gente que se subiera dos o tres veces para filmar mejor. Así se hace la historia en los años finales del siglo XX. La televisión no sólo llega primero, sino que monta el espectáculo”, comentaba Giddens en la ocasión.
Volvamos a Sartori: en cuanto los sucesos ocurran en latitudes alejadas, se pierde la importancia y necesidad de mostrarlos. A menos que llamen la atención desde lo exótico y curioso, por supuesto.La relación de los países pequeños y distante con el “mundo real” sigue un patrón similar al del televidente con la fuente de emisión: como receptor y acumulador de información ajena . Ocurre un fenómeno homologable a esa pasividad del receptor respecto de la emergente responsabilidad compartida que generaría la “aldea global” de Mac Luhan: al ser una “aldea fragmentada” y alejada de nuestro entorno cercano lo que se muestra en la televisión, baja el nivel de compromiso con lo que nos muestra. El efecto de ser receptor alejado, dueño de un control remoto con el que manejar nuestro campo visual, impide una real conciencia de lo que sucede fuera de nuestro entorno. Si a lo anterior le sumamos la gran cantidad de mensajes impactantes que recibimos, la capacidad de sorpresa baja y, por lo tanto, nuestro compromiso con el entorno si no es una causa de absoluta cercanía. La consecuencia de esto: un “demos” debilitado que poco sabe de los problemas públicos en un contexto en el , supuestamente, más se requiere de ello, debido a las consultas y la adopción de modelos de ciudadanía al momento de gobernar.
La diferencia entre competencia cognoscitiva y poseer información es el tema que recorre el texto de Sartori en cuanto en una era llena de posibilidades de acceder a contenidos de importancia para el hombre, no se tendría la capacidad para ello. Existe, obviamente, la posibilidad de pensar que la visión del autor cae en un exceso apocalíptico, pero debemos considerar cuál es el alcance que tienen sus palabras en un mundo que ha dejado de leer y que requiere de mensaje cortos y efectivos para fijarse en ellos. Hay más interconexión, más posibilidad de accede a otras visiones, pero falta el entendimiento subyacente. Que los poderes utilicen esta situación no sería una gran novedad, ya que ha sido así con todos los cambios sociales, lo que es más peligroso (y queda como conclusión luego de leer el libro) es que esos grupos de poder sean educados en este contexto. Es ahí donde la posibilidad de entendimiento queda como una quimera.



REFERENCIAS ANEXAS:
Giddens, Anthony, “Un mundo desbocado”
Thompson, John “Los media y la modernidad”
Gauthier, Gosselin, Mouchon, “Comunicación y política”

El simulacro de la democracia chilena

El simulacro de la democracia chilena
Por Paz Escárate

Manuel Castells tiene una hipótesis y estructura su reciente libro “Globalización, desarrollo y democracia: Chile en el contexto mundial” para establecerla como el último dogma chileno: nuestro país posee un Estado de Bienestar, exitoso en América Latina y su desafío, luego de haber terminado con la transición política, es construir una identidad en torno a un proyecto de desarrollo informacional.

Luego de una exhaustiva descripción del desarrollo de la era Internet en el mundo y la manera en que naciones como Irlanda o Finlandia saltaron al primer mundo gracias a desarrollar una sociedad capacitada y en red, el autor se empeña en dar a conocer cifras del “milagro” económico chileno, fruto –eso sí- de la democracia encabezada por los gobiernos de la Concertación y no por el gobierno dictatorial. Es así como varias páginas se llenan de cifras como “la inflación cae del 27,3% en 1990 al 4,7% en 1998 y al 2% en el 2003… el salario real sobre un índice 100 en 1970, pasa del 93 en 1973 y 103 en 1984-89 al 180 en 1999-2003”. Estas, sin lugar a dudas son reales y fundamentan la idea que la democracia le hizo bien al país más allá de las libertades políticas. Este punto no admite discusión, ya que el modelo liberal autoritario, precisamente impuesto por la dictadura militar a fuerza de ejecutados, detenidos desaparecidos, exonerados, término del sindicalismo y miles de desempleados no tiene comparación con la realidad ofrecida por la democracia concertacionista.

Sin embargo, el exceso de datos de este tipo y la insistencia en que el caso de Chile es el mejor situado de la región instala una suerte de suspicacia en la lectura. Esta tiene que ver con “el cristal desde donde se mira”. Por un lado, el punto de vista de un extranjero aporta datos que los mismos chilenos no somos capaces de ver por estar demasiado inmersos en nuestra realidad, como también es capaz de sacarnos desde nuestra mirada insular y autoflagelante. No obstante, creo que la amistad de Castells con los ideólogos del proyecto concertacionista hace que no pueda abordar, de manera profunda, los desafíos y esperanzas del Chile actual.

Este libro fue publicado sin los datos que aporta el gobierno de Michelle Bachelet, el cual quiere pasar a la historia por su énfasis en la protección social. Incluso teniendo en cuenta esta información, no se puede afirmar taxativamente que Chile tenga un Estado de bienestar.

Nuestro país no es y nunca ha sido un Estado de bienestar. Quizás el intento más serio que se desarrolló en torno a ello fue durante el gobierno de Salvador Allende, pero ya sabemos cuanto duró y de qué manera terminó. Evidentemente los gobiernos de la Concertación han hecho un esfuerzo importante y sistemático en poder nivelar la escandalosa desigualdad impuesta, a golpe de sangre, por el régimen militar, pero a estos intentos no se les puede llamar Estado de bienestar. Chile no es Suecia y ni siquiera se le parece. Esto es una realidad, por ejemplo, para miles de chilenos que, en la década de los ’70 fueron exiliados políticos y que en el decenio de los ‘90 pasaron a ser exiliados económicos al no poder regresar a su país de origen sin perder la calidad de vida o de protección de la vejez que les ofrece un país con un verdadero Estado de bienestar. No se puede hablar de esta categoría cuando en Chile, para tener una salud de calidad, por ejemplo, no sólo es imprescindible estar inscrito en una Isapre y desechar el sistema sanitario gubernamental, sino también pagar por un seguro médico, ojalá en una clínica de prestigio. Es cierto que iniciativas como las del plan Auge han introducido un empeño importante por cuidar de la salud de todos los chilenos, pero se trata de una acción, a todas luces, insuficiente. Basta ver la realidad de los consultorios y de los hospitales públicos en Santiago o regiones para comprobarlo.

Un discurso bien puesto
Comparto la idea que Castells –cercano a Guillermo Campero y Ernesto Ottone, ideólogos comunicacionales del segundo piso de La Moneda en tiempos de Ricardo Lagos- está más cercano al manejo de la comunicación política que a la ‘realidad real’, por así decirlo. A ello se añade que la política comunicacional en la era de Lagos fue una de las más exitosas de estos últimos años, sobre todo pensando en instalar la figura del mandatario como la de un estadista, de un hacedor, un hombre de Obras Públicas y también un hijo de la educación pública de este país. Con este metarrelato no es raro que su gobierno haya terminado con un 70% de apoyo popular. No es raro por su impronta masculina y autoritaria que revive los “anhelos de padre” tan arraigados en nuestra sociedad de “guachos”.

No se trata de desconocer la triunfante instalación de un discurso que posiciona a Chile en las “ligas mayores”, que es capaz de votar No a la guerra de Irak en la ONU e igualmente firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, por ejemplo. Este es un mérito tanto de Campero y Ottone como de otros, sino que se trata de evidenciar que al análisis de país que hace Castells le hace falta la ineludible realidad.

Educación: cobertura versus sentido
En esta materia, destaca la educación en la era de Internet como la base para situar a Chile como ‘el primer alumno del curso’ en la región. Este enunciado es lógico por las experiencias previas en Irlanda y Finlandia y su componente informacional se fundamenta en la amplia red de Enlaces instalada en el sistema educacional. Mas su análisis cuantitativo no se detiene en la verdadera utilización de los computadores dentro de la sala de clases. En su mayoría carecen de tecnología actualizada y se ubican en una sala especial donde los escolares no tienen acceso libre. El uso que se hace de estas herramientas es deficiente, ya que todavía las tratan como meras máquinas de escribir modernas y esto se debe, básicamente, a la ausencia de profesores capacitados e interesados en el tema y que estén conscientes de lo fundamental del manejo computacional para insertarse en el mundo (aunque ya todos, queramos o no, estamos insertos. Más bien diría, para no quedar excluidos de la mundialización).

El autor está en lo cierto cuando determina que la educación, formal y no formal, es la instancia más importante para pavimentar el camino hacia los países desarrollados. No obstante, este año que termina ha sido claro en manifestar que el sistema educacional no entrega calidad ni sentido a los jóvenes chilenos. La revolución pingüina fue y es una manifestación mayoritaria que dice que las disposiciones técnicas no bastan para mejorar la educación. Como ejemplo se puede decir que la jornada escolar completa en vez de ser una oportunidad para el despliegue de las capacidades, se puede transformar en una plataforma de frustración. ¿Por qué estar todo el día en el colegio? ¿Sólo para librarse de poblar la calle? ¿Para tener más horas de clases tradicionales o para explorar nuevos métodos de aprendizaje que hagan a los jóvenes descubrir sus habilidades? ¿Es la escuela el único lugar de aprendizaje? ¿qué rol juega la televisión, la interacción con los pares, las agencias socializadores y también las nuevas tecnologías de información en esta capacitación permanente de la cual se habla en la era Internet? Castells acierta en el argumento sobre la importancia de las nuevas tecnologías de información, pero no en su aplicación en el caso chileno. Las apabullantes cifras de uso de computadores y número de conexiones a la red destiñen al contrastarlas con el uso deficiente que se les da. Quizás el intento del senador Fernando Flores, aunque se trata de un caso aislado dentro del presente escenario, sea el más serio en el ámbito de la superación de la desigualdad y en atreverse a innovar con un pensamiento divergente.

La propuesta de un modelo de desarrollo informacional, como el de Finlandia con la producción de tecnología, no es posible en una sociedad donde el ascenso social o la inserción en el mundo del trabajo nunca ha dejado de estar ligado a la familia, los apellidos, el colegio donde se estudió y los amigos de los padres. La meritocracia en Chile es sólo el título de un libro de Navia y Engels. Por el momento.

Recapitulando. La educación no es un fin en sí mismo, sino que su rol es otorgar sentido y las herramientas necesarias para construir un proyecto de vida. Castells propone tres focos de atención al respecto: cobertura. Disminución de deserción e ingreso a la educación superior. En torno a la cobertura, el foco de las políticas actuales está puesto en aumentar la educación pre escolar, ya que éste índice influirá en el rendimiento posterior de los mismos. Respecto a disminuir los niveles de deserción, éstos ya son bajos en Chile, al igual que los índices de analfabetismo y se les aborda en priogramas gubernamentales como el del “Liceo para todos” que entrega incentivos monetarios a los grupos vulnerables que persistan en su proceso educacional. Lo interesante es que los jóvenes no dejen sus estudios porque ellos realmente descubrieron su sentido y no sólo por el sentido monetario. Si un chico deja la escuela es un fracaso porque percibió al sistema educacional como un reproductor de fórmulas que imposibilitan la movilidad social. El tercer punto, referido a la educación superior, es uno de los más complejos y controvertidos, como lo muestra el último informe del Consejo Asesor Presidencial en Educación. Las fuerzas sociales intentan cambiar el sistema de educación superior para que no siga privilegiando a los que ya son favorecidos, por una parte, y por otra, para otorgar más valor a los oficios técnicos. Las estadísticas del Ministerio de Educación dicen que es cosa del pasado el que las universidades tradicionales tengan entre sus filas a los mejores alumnos de los liceos. Hoy, en cambio, le dan la bienvenida a los mejores alumnos, pero de los mejores colegios pagados, salvo honrosas excepciones como los provenientes del Instituto Nacional o del Liceo Nº 1 de niñas. Los jóvenes que estudiaron en liceos municipales, en colegios particular-subvencionados o en colegios particulares no muy sobresalientes están condenados a estudiar en institutos profesionales, centros de formación técnica o, en el mejor de los casos, en reconocidas o no tan reconocidas universidades privadas. Y. para nadie es un secreto que a la hora de buscar trabajo, los profesionales más cotizados son los universitarios y no los técnicos, a este filtro se debe añadir el de las universidades tradicionales versus las privadas.

En educación no se debe olvidar el norte: se trata de un medio para desarrollar los proyectos de vida, por tanto la pregunta es ¿qué estamos haciendo por no seguir frustrando a miles de jóvenes? En este sentido, la mirada autocomplaciente respecto al desarrollo económico de Chile en comparación con la región no ayuda a ir más allá y preguntarse por la significación de estas cifras macroeconómicas, profusamente expuestas por Castells, para la mayoría de los chilenos. Quizás su acierto en esta área va por evidenciar que los estudiantes de educación superior chilenos tienen el mismo nivel cultural que un estudiante secundario en Portugal, es decir, nuestros estándares culturales, los que incluyen nivel de investigación y calidad de las universidades, distan de ser los de un país en desarrollo.

De la identidad a las identidades
Del Estado-nacional-popular de la década de los ’50 y ’60, el mundo pasó hoy al proceso de conformación de las identidades como respuesta a la mundialización y al debilitamiento de las instituciones que funcionaban alrededor del Estado-nación y de la sociedad civil igualmente ligada al Estado. Castells escribe: “La superación de las identidades, que era el gran proyecto histórico del racionalismo (liberal o marxista) ha sido superado por el renovado poder de la identidad. Dios no ha muerto. Al contrario, el absoluto se ha encarnado en una diversidad creciente de vivencias y expresiones”. Al respecto, dice que quizás el fundamentalismo religioso en sus derivados islámico, judío o cristiano es un intento de reconstruir sentido a nivel planetario. Refiriéndose al Estado-nación, en declive, indica: “ser ciudadano es fuente de derechos, pero ya no de sentido”.

Para Castells es claro el nacimiento del Estado red, por eso dice que el Estado no desaparece, sino que se reinventa. “Surgen así Estados co-nacionales, como es la Unión Europea, con un Banco Central Europeo independiente, una moneda única (aún con excepciones) y, por tanto, una economía unificada a la que se añaden múltiples instituciones y leyes de ámbito europeo…Así el Estado- nación se dota de instrumentos cooperativos de gestión, navegación, y negociación en la globalización. El precio es alto: la pérdida de soberanía y el paso irreversible al poder compartido. O sea, se pierde poder para mantener influencia”, indica.

En este contexto se puede entender mejor el surgimiento del conflicto étnico como fuente de identidad y de sentido que va mucho más allá de las fronteras y que se aleja sustancialmente del concepto de Estado-nación. Una vez más, en esta área, Castells peca de exceso de optimismo. Relata: “el 30 de mayo (de 1990) se constituyó la Comisión Especial de Pueblos Indígenas, con la participación de representantes de las organizaciones indígenas y del gobierno, con el objetivo de elaborar una nueva legislación que reconociera institucionalmente los derechos de los pueblos originarios. Tras un amplio proceso participativo, en enero de 1991 tuvo lugar en Temuco el Congreso Nacional Indígena, en donde unos 500 delegados de los congresos regionales entregaron al Presidente Aylwin los resultados de ese proceso de consulta. Se inició así un proceso que condujo, al término del mandato de Aylwin, a la aprobación de una ley de protección, fomento y desarrollo de los indígenas, incluyendo la creación de una Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi)”. Desde esta perspectiva no se entiende el conflicto constante en la zona mapuche, por ejemplo. No se entiende la precandidatura de Aucán Huilcamán para las últimas elecciones presidenciales, no se entiende la aplicación de la ley antiterrorista, la quema de predios o los llamados a liberar los presos políticos mapuches. Si realmente las instituciones funcionaran, como decía Ricardo Lagos, no seríamos testigos de un sector de la población que se siente excluida, reprimida y atropellada. Creo que la reivindicación identitaria no se ha asumido y que Chile aún le queda camino por recorrer para llegar a llamarse a sí misma nación pluricultural.

Al pan pan y al vino vino
Creo que la gran hazaña de Castells es tomar el discurso impuesto por los comunicólogos de la Concertación, desde el gobierno ed Aylwin al de Lagos, validarlo por su estatura intelectual y contribuir a instalarlo en el orden mundial. El autor no hace ‘vista gorda’ a cierta autocrítica, como cuando escribe: “Chile tiene ante sí viejos y nuevos desafíos que requieren todavía un considerable esfuerzo para profundizar la democracia y transitar a un nuevo modelo de desarrollo requerido por el contexto global”. Pero mayormente tiene su corazón puesto en el vaso “medio lleno”, como solía decir el ex Presidente Lagos.

Este posicionamiento del discurso es interesantísimo en cuanto es la prueba fiel de que el lenguaje construye realidades. Esta es la esencia de la comunicación política. Se pueden hacer obras, se puede gobernar, se puede acertar, pero si no se sabe comunicar, la continuidad de la alianza que detenta el poder puede estar en aprietos. Es este discurso el que hace suyo Castells y que refleja en su último libro dedicado a Chile. Quizás su mayor oportunidad está en abrir la puerta a la posibilidad de un pronto salto al desarrollo por medio de la educación y del desarrollo de una sociedad de la información. Sin embargo, para llevar a cabo esta iniciativa es imprescindible contar con una transición acabada. La muerte de Augusto Pinochet ha mostrado que ella o se circunscribió desde el plebiscito de 1988 hasta el 11 de marzo de 1990 o francamente aún no termina y no tiene un fin en el horizonte.

La política, a todas luces, es el lugar del conflicto, de la diferencia, de la lucha de poderes, de la transformación constante. Este año ha sido especialmente pródigo en mostrarlo con la revolución de los pingüinos en mayo y recientemente con las reacciones tras la muerte de Pinochet. No se trata de poner en riesgo la democracia. Tal como lo plantea Castells y como evidencia la realidad, la democracia en Chile es un camino sin retorno, por el momento (como plantea Hannah Arendt, filósofa de lo imprevisto). Se trata más bien de hacer patente el conflicto en una sociedad que se había acostumbrado demasiado a los consensos, a las palabras de buena crianza y a los justos tres tercios. En la hora de las definiciones las cuentas no son tan claras y nunca falta el que se quiere retirar sin pagar. Aunque para Castells la “raya para la suma” genera un saldo positivo, no es posible desconocer los diversos conflictos que se albergan en esta sociedad inserta en un mundo globalizado. Como lo plantea Ranciére, al política es la cuenta errónea, es la constatación del daño y sólo asumiendo esta transición inconclusa o este conflicto permanente, como se quiera llamar, se podrá avanzar y desarrollar ciertas estrategias, por cierto, también comunicacionales, que presten utilidad a un acontecer en constante transformación y, en definitiva, a un proyecto de país.

Comentario trabajo de compañeros Voto Chileno en la ONU

Por Jose Saffie

Por José Saffie

Me pareció muy loable el trabajo realizado por los compañeros Porto, Aravena y Hermosilla. Creo que la dedicación a indagar en los detalles del discurso público del que fuimos víctimas todos los chilenos (y quienes comparten con nosotros este espacio…. físico) queda absolutamente bien retratado.
Me pareció también de especial interés orientar mi comentario con un objetivo acotado (y que considero puede sumarse a lo expuesto por los compañeros): la instalación de un tema que no representó ningún interés directo de la opinión pública nacional, ni la defensa de posiciones internas (de política interna), sino más bien la forma magistral en que un tema lejano, de cero incidencia en nuestras vidas, se posicionó como una decisión de vida o muerte, una decisión entre la democracia y el totalitarismo, una discusión trasnochada con olor a guerra fría, que tras amenazar con afectar los espacios más domésticos de nuestras vidas, hoy ha desaparecido sin que tenga relevancia ni siquiera para los reales involucrados (los presidentes Bachelet y Chávez).
El análisis de los actores involucrados, me lleva a concluir rápidamente que el surgimiento de este debate lo podemos encontrar en los pasillos del Congreso y las flamantes salas de reuniones de los partidos políticos. La falta de temas de real interés nacional en la agenda pública fue el campo fértil para el nacimiento de esta polémica (no puedo dejar de preguntarme si la educación, la salud, la seguridad ciudadana, el empleo, los temas medioambientales y otros por el estilo no debieran ocupar este espacio de debate, claro que en un nivel mayor de discusión…. ¿Es más, son los medios los que nos involucraron en esta polémica, a mi sentido, artificial? ¿Porqué no discutimos de mayor impacto en nuestras vidas.. o nuestros bolsillos al menos?).
Entonces agreguemos a los lugares donde surgió esta discusión pública las iluminados, obtusas y dramáticas (con espantoso olor a cigarro y café) salas de redacción de los medios de comunicación.
Creo que son los medios los que, a través de su cobertura, con la inclusión del tema en portadas, entrevistas y cuerpos de reportaje -y porque no decirlo, en los titulares de los noticieros-, fueron alimentando un fuego que desató las pasiones ocultas por años de nuestros dirigentes políticos. Es más, siento que los medios supieron guiar con mano privilegiada –ya se quisiera esa ‘muñeca’ algún aprendiz de jockey en club hípico o el hipódromo- un debate que nunca implicó un interés mayor, alimentando a la opinión pública con sus sensaciones de votar a favor o en contra dependiendo de la ausencia de informaciones, hasta que en definitiva –y en un acto que siento hoy salomónico y justiciero- nos abrieron los ojos a todos respecto a la mejor salida, la salida del consenso, la que anuló definitivamente el sentido de lo político (entendido como discusión, disenso, confrontación): la ABSTENCIÓN.
Capítulo aparte merece la actuación gubernamental (única entidad a la que realmente le importaba el voto en la ONU) que con su carácter titubeante y timorato (estoy seguro que este capítulo alimentó la sensación de falta de liderazgo que hoy reflejan las encuestas) de carácter secretista y que tras un largo calvario de 6 meses encontró en las páginas de los diarios la mejor salida: la ABSTENCIÓN.
Datos de la causa: en ningún otro país de la región la votación en la ONU fue tema de discusión pública (excepto Venezuela que fue candidato); es rescatable el ejemplo brasileño, argentino y peruano, entre otros, que zanjaron la discusión 3 meses antes…

Comentarios artículo 'Comunicación Política en Latinoamérica

Por José Saffie

Interesante la opinión del escritor (lamento no saber quien lo hizo) y me permito hacer los siguientes aportes al margen.
La irrupción de la globalización, asociado a la masificación de otras áreas de la vida como la democracia y el manejo de las nuevas tecnologías, han creado una situación distinta a nivel mundial. Esa 'evolución' afecta los aspectos más variados de las vidas de cada uno de nosotros y millones más en todo el mundo. Coincido en que eso también afecta la relación entre el Estado y los ciudadanos -en definitiva el Poder-, la elección de las autoridades y la forma en que esos ciudadanos acceden a la información.
Quisiera hacer referencia a un aspecto específico de la influencia de los medios de comunicación en la conformación de la denominada 'opinión pública': siento que existe una mezcla, una madeja de enredos, una constante de imbricaciones entre la política, los grupos de interés (especialmente los económicos) y los medios de comunicación que influyen de manera decisiva en los ciudadanos (opinión pública). Esta maraña de relaciones (entrelazamiento que se da en variados niveles y direcciones) moldea la opinión pública, la forma en que los ciudadanos se informan (sus contenidos básicamente, pero también la forma en que acceden a ellos) convirtiéndose en la génesis de la elección de quienes detentarán el poder.
El rol de la comunicación política en este espacio confuso de relaciones, siento en forma personal, que se maneja en términos instrumentales: quien mejor maneja las relaciones, quien mejor conduce y guía los hilos que están tras los medios de comunicación, estableciendo objetivos claros, es el que logra imponer sus opiniones y pensamientos a la sociedad en general (la opinión pública).
Para nadie es un misterio que la comunicación política es un campo en constante construcción, que dia a día avanza en distintas direcciones, por lo tanto creo que definirla, encasillarla, identificarla o clasificarla, es un trabajo complejo (por no decir inútil). Siento que reconocer que la globalización y los adelantos tecnológicos son un proceso constante de cambio; que afecta sociedades que también se encuentran en un permanente movimiento; que sin duda tienen relación directa con el poder que hoy tiene como característica principal un constante proceso de modificación en las relaciones que lo constituyen; y que finalmente, son envueltos por los medios de comuniacción que también se encuentran en un proceso de acomodaciones, nos permitirá ver con cierta nitidez la relación entre estos campos.
La comunicación política se constituye como un elemento, pero analítico, de los intrincados proceso de cambios que vivimos (especialmente en los relacionados con el poder). Cargar la responsabilidad en los medios de comunicación respecto a como se configura el espacio público, no es la forma de comprender la problemática, es sólo un intento por contener en un campo, la inmensidad de la vida.

13 diciembre 2006

Fabricando delitos que hacen noticias.Comentario acerca de la disertación sobre el conflicto mapuche ( Luis Aravena Vargas)

El uso que hacen los noticieros con el tema del conflicto mapuche sólo nos deja como conclusión una televisión que se encarga de maltratar a un grupo minoritario que, mediante una organización, se encarga de pelear por sus tierras ancestrales. A diferencia de los grupo que pelean por derechos humanos u otros temas que conciernen al ámbito de lo político y económico, los medios chilenos aíslan, discriminan, distorsionan y transforma en delincuentes a una comunidad que no encarna los cánones del sistema imperante.
Pero qué podemos exigir a los medios de comunicación su nuestra propia historia se encarga de marginar a la población indígena, restándole todo tipo de reconocimiento y participación en la vida pública del país. De esta manera, la televisión se encargaría de traducir este mensaje político en una reafirmación de historia de negación, exclusión socio-económica y discriminación por parte de la sociedad mayoritaria.
Podemos observar que la televisión actúa como Paideia, que educa, que muestra cómo debemos pensar, actuar y comportarnos frente a las realidades que –según ésta- son representaciones idénticas de lo que sucede, pero que no obedece a otras cosa que la consecución de objetivos económicos por parte de quienes manejan los medios de comunicación.
Si miramos un poco más allá, podemos ver que esta demonización que hacen los medios de comunicación de la figura de las comunidades mapuches, vulnera groseramente el derecho a la información que posee cada uno de nosotros y a la vez contradice uno de los principios fundamentales del periodismo que es informar de manera veraz, velando por el bien común de la sociedad, cumpliendo un rol educador y formador de una opinión pública informada y no por los de elites que buscan mantener desinformada a una población con la idea de evitar que ésta se manifiesta en contra de los abusos de poder que diariamente se cometen contra ella y que son avalados por el mismo estado.
Lamentablemente y con una visión bastante apocalíptica, debemos reconocer que el conflicto mapuche esta condenado a desaparición en los medios de comunicación o bien, a una constante distorsión de todo tipo de actividades que hagan las comunidades en pos de la recuperación de sus terrenos. Porque debemos ser justos: los problemas medioambientales, étnicos, de redistribución de la riqueza y todos aquellos temas que no aparecen en la televisión no son importantes porque los medios y sus dueños no lo estiman así y por tanto, si no están en la “cajita idiota” no existe.

UN MAPA DIFÍCIL DE LEER: APOSTILLAS AL ENSAYO ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE COMUNICACIÓN POLÍTICA? DE JAVIER DEL REY MORATÓS

Por Soledad Bravo

Del Rey sabe desde la partida que tratar de definir el campo de acción de la comunicación política no es una tarea fácil. Por tanto, parte con la prevención de que su trabajo será algo así como un mapa del territorio que abarcaría la comunicación política, al tratar de definir o descifrar “qué es, cuál es su estatuto, qué lugar ocupa en la sociedad actual, qué tipo de relato propone, qué juegos impone y qué forma de cultura política propicia”.
Para del Rey, definir la comunicación política implica afirmar que política y comunicación son consustanciales, pero que no son términos que se pueden reducir el uno en el otro, ni menos disociar. “La comunicación política no es la política, pero la política –parte considerable de ella– es, o se produce, en la comunicación política”.
La política y la comunicación serían campos fenomenológicos distintos, pero que confluyen en un punto de encuentro llamado comunicación política, leída como una nueva realidad cultural. Como tal, la comunicación política se puede considerar un aspecto de la política y no sólo una actividad que informa sobre ella.
Más aún, este “aspecto” de la política se ha complejizado muchísimo desde el original “gabinete de prensa”. Ahora hay gabinetes de imagen y comunicación, análisis de medios, diseño de estrategias y estudios de marketing. Obvio. En el “antes” había una mediación más simple, la comunicación directa y cara a cara entre gobernantes y gobernados, entre los actores sociales o entre los representantes de intereses, en un espacio público que ponía en juego las habilidades naturales del líder, su carisma y su capacidad retórica para leer los signos de los tiempos y encarnar discursivamente los imaginarios colectivos(1).
Hoy esa mediación está a cargo de los medios de comunicación, que crean su propia lógica de mediación en la medida en que, como afirma Eliseo Verón, se han organizado en una industria cultural: “los medios producen la realidad de una sociedad industrial en tanto realidad en devenir, presente como experiencia colectiva para los actores sociales”(2). Así, políticos con poco o nulo carisma como Fernando de la Rúa o Eduardo Frei pueden resultar ganadores de las grandes justas electorales si saben qué decir y cómo exponerse ante la lógica mediática.
Hoy día los políticos no se dedican a gestionar el gobierno, afirma del Rey. Para ello existe la tecnoburocracia administrativa del Estado, que mueve la maquinaria de las políticas públicas (donde lo que interesa es que se mueva, no los resultados, buenos o malos, que produce, ya que siempre es posible seguir prometiendo la mejora o la conquista). Hoy, los políticos se dedican, gracias al sistema mediático, a construir los discursos, el relato del gobierno, aquel consenso que permite generar el grado de gobernabilidad suficiente para mantener al sistema democrático aceitado, funcionando, en régimen.
Con este aserto, del Rey recupera dos elementos constituyentes de la definición clásica de la política, el actuar (2) y el comunicar(3), la praxis y el discurso.
¿De qué habla la comunicación política en primer lugar? Del Rey reduce el fenómeno de lo político a una definición sobre “lo importante” (“todo aquello que influye en forma destacada sobre el resultado de los acontecimientos”); “lo valioso” (la influencia de cada resultado político sobre nuestros valores y sobre las personas y cosas que nos interesan”) y “lo real y verdadero”. Es decir, el hablar político, su propia lexis, tiene que pasar “la prueba de la blancura” de la realidad.
Ya no se trata de pensar la comunicación política como un campo simbólico que colisiona con otros campos simbólicos, con otros discursos, con otras lógicas representacionales. Es la pura normatividad que habla desde un “nosotros” que es mero lugar común por su vocación universal y determinística. Para el autor, el político frente a lo real es un buen político si sus juicios reflejan/interpretan/decodifican/leen algo llamado “realidad”, un fenómeno que es objetivo, la physis de los griegos, cuyas reglas y operaciones la razón del hombre podía conocer porque eran manifestación de lo éntico del Ser (“el Ser se nombra de muchas maneras”, decía Aristóteles, y en la medida que nombro, conozco y colonizo).
Dicho esto, del Rey hace un par de salvedades adicionales, que también pueden ser leídas como reducciones del fenómeno. La política tiene que ver, en último término según el autor, con la relación entre gobernantes y gobernados, con lo cual la política queda reducida a una expresión instrumental (no hay más política que aquella que se da en esa relación, con lo cual todas las otras relaciones donde se juega el poder y la lógica de la gubernamentalidad son “impolíticas”) y que la política genera comportamientos diferenciados que se inscriben en la lógica del amigo/adversario.
Este último elemento, que está fuera de la normatividad clásica, termina por traer a colación a pensadores antiliberales como Carl Schmitt, que reconoce que lo único que permite diferenciar a la política de otros fenómenos es la distinción entre amigo y enemigo, que ni siquiera apela a unas categorías morales de bondad o maldad. O a Chantal Mouffe –en el otro extremo, ¬el neomarxismo¬– con su concepto de la política como relación agonística.
Curiosamente, ambas distinciones, que están fuera de la normatividad donde comenzó matriculándose del Rey, terminan por conducir a la política y a la comunicación nuevamente al espacio normativo clásico, donde la política sólo habla de gobernantes y gobernados porque del Rey lee el agonismo como una anécdota.
En democracia, la relación gobernantes-gobernados transcurre o se materializa por dos cauces: la representación y la comunicación. Esta última, basándose en los comportamientos que genera el par amigo/adversario, crea el “juego de lenguaje” más socorrido en particular en épocas electorales.
Una puntualización antes de seguir: hasta aquí hay una óptica estrecha de mirar el fenómeno, como si el carácter agonista de la política no fuera sino una mera construcción discursiva que aparecería en épocas propicias (las electorales), y no un elemento sustantivo de la política, que rara vez emerge en el paisaje de la administración del poder.
De qué habla la comunicación política, se pregunta del Rey. Se contesta: de los hechos del poder, de los fines de la vida, de las metas de la existencia de la sociedad, de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo erróneo. Es decir, de los valores, de la intimidad. Con ello, volvemos a cierta razón universal que determina los fines, el telos, pero sin definir qué valores, cuáles perspectivas, desde qué episteme se construye el discurso que porta la comunicación política; en definitiva, a confundir discursos públicos con opciones privadas, el espacio de la subjetividad singular(4) con el relato de la gubernamentalidad, la soberana amalgama. En definitiva, la comunicación política pareciera no conocer límites de contenido ni de disciplinas, con lo cual se evapora su propia especificidad.
No obstante, a juicio de del Rey, en épocas electorales la comunicación política adquiere su sello más característico y donde hacen su aparición lo que el autor denomina “juegos de lenguaje”. Allí, los destinatarios de estos juegos pueden reconocer sus propias experiencias, validar sus discursos al habitar el espacio compartido que es el lenguaje.
Los publicistas, los profesionales del marketing y los políticos serían los expertos en los llamados “juegos de lenguaje”: “todos ellos saben que el dominio del lenguaje les permite un acceso privilegiado a los juegos de lenguaje, y que ello se traduce en poder sobre el pensamiento, lo cual es tanto como decir que el poder de comunicación origina poder político”.
Podría ser una perspectiva que se afiliara a las distinciones de Jacques Ranciére: los sujetos sólo se constituyen en el acto de habla y a partir de un desacuerdo, de la constatación de un daño, que el orden, en su lógica de supervivencia, logra procesar y devolver como un nuevo orden ampliado; pero del Rey no está en ese campo filosófico: está en el mero pragmatismo, donde la comunicación política se emparenta con las mejores armas de la Retórica, al afirmar que los juegos de lenguaje pueden ser tanto un fiel reflejo de la realidad(5), como un perfecto simulacro de la misma.
Así, del Rey nunca va al fondo del asunto: la comunicación política es parte de un dispositivo, y las dos formas de enunciación, el reflejo y el simulacro, ni siquiera pueden ser evaluadas como falsas o verdaderas, mejores o peores. Sencillamente son parte del mecanismo de la representación de la política en la sociedad contemporánea. No hay una correcta y la otra, “un desastre epistemológico” que conduce a desastres políticos. Lo que existe son apuestas, ganadas o perdidas en el ejercicio del poder al evaluar, con más o menos asimetrías de información, las jugadas de los adversarios.
Lo demás es casi señalar que las derrotas políticas siempre obedecen a la mera estulticia humana. O que, es lo mismo, hay buenas tekhnés y malas tekhnés para hacerse con el poder y administrarlo, con lo cual la política termina reducida a una dimensión puramente instrumental.
No obstante, para el autor el imperativo de realismo de la comunicación política exige alinear el gobierno con el dato duro de los fenómenos más permanentes (por de pronto, los de la economía), más que dejarse llevar por un programa populachero al gusto de la galería. Pero la experiencia indica que son dos mecanismos de representación no excluyentes: En el caso chileno fue posible no variar un ápice lo esencial de una infraestructura económica heredada (la llamada “economía social de mercado” de la que tanto le gustaba alardear a Pinochet) y encubrirla con el discurso de la “igualdad de oportunidades”, que funciona como imaginario envolvente e inclusivo para disimular los patrones de exclusión del capitalismo.
A reglón seguido, del Rey trata de fundar la episteme de la comunicación política en el entramado del positivismo realista popperiano(6): el acto de la comunicación sería real porque es capaz de “pegarle una patada a la realidad, modificándola”. Pero también ensaya el camino inverso, el de Watzlawick: “lo que llamamos realidad es el resultado de la comunicación”. Como en un silogismo donde la lógica puede darse por vencida, del Rey se atreve a pensar que tal vez la descripción del mundo no sea el fiel reflejo de su legalidad, y que el estatuto de “realidad” pueda ser una construcción comunicativa… Inmenso descubrimiento(7).
Por último, el autor se pregunta por el tipo de cultura política que propicia la comunicación política. Y terminar por afirmar que la última es la “agonística de la democracia”: y aunque no da más luces sobre lo que ello implica, podríamos deducir que es el espacio discursivo donde la conflictividad propia de la lógica adversarial de la política encuentra su momento de exhibición y de resolución.
En los últimos párrafos sobreviene la queja: que estamos frente a la cultura de la personalización, que ya no hay metarrelatos, sino personajes; se evaporaron las propuestas programáticas, sólo quedan los insultos. La comunicación política como ejercicio estético, retórico y afectivo orientado más a la manipulación y al acallamiento que a la representación de múltiples intereses.
Pero no hay un abordaje al fenómeno sustantivo que hoy día redefine ambos campos fenomenológicos: el de la política y el de la comunicación, y que genéricamente se denomina “la mediatización de la política”. Ello no sólo cambia los mensajes, los canales, las formas de emisión y de recepción (por mencionar aquello que parecen ser los elementos constitutivos de cualquier teoría de la comunicación). Lo que se ha alterado de manera al parecer irreversible es el campo de la representación de los intereses, aquel dominio específico de la política, que en los últimos 200 años ha pervivido en Occidente como democracia representativa, y que hoy día está profundamente modificado en sus claves más significativas.
Ergo, si ambos conceptos, la comunicación y la política, son consustanciales y no se pueden disociar, y que el punto de encuentro de ambos es la comunicación política, sólo cabe concluir que asistimos a la degradación de los dos fenómenos (aunque tampoco sabemos con qué parámetros evaluamos el detrimento). De la promesa de terminar con un mapa en la mano poco y nada se ha podido rescatar.
Notas
(1) Verón, Eliseo (1987). La construcción del acontecimiento, prefacio a la segunda edición.
(2) “La política versa y se apoya en las acciones o prácticas de la vida (…) puesto que el fin de la política no es el conocimiento, sino la acción”. Aristóteles, Ética a Nicómaco, Libro Primero, pág. 27.
(3) El decir de la política, el discurso público, es el reino del logos que porta en sí la verdad de la esencia del ser (aletheia). Hanna Arendt afirma en La condición humana que “ser político, vivir en una polis, significaba que todo se decía por medio de palabras y de persuasión, y no con la fuerza y la violencia” (cap. II, pág. 40).
(4) En la sociedad contemporánea, según Arendt, “los hombres se han convertido en completamente privados, es decir, han sido desposeídos de ver y oír a los demás, de ser vistos y oídos por ellos. Todos están encerrados en la subjetividad de su propia experiencia singular (...) El fin del mundo común ha llegado cuando se ve solo bajo un aspecto y se le permite presentarse únicamente bajo una perspectiva”. (La condición humana, cap. II, pág. 67 ). Con lo cual, lo que se transfigura son los sujetos de habla. Ya no hay parresía, hay doxa.
(5) Tal vez a estas alturas sea necesario repetir el aserto de Nils Bohr, que ni siquiera era filósofo, sino que físico: “la realidad no existe, sólo existen los fenómenos”, y tomar partido por el danés y no por Einstein, quien quería afirmar el valor real de los fenómenos del universo, frente a los presupuestos probabilísticos de Bohr y a los nuevos conceptos de “realidad” que emergieron con la física cuántica.
(6) Resulta algo pretencioso asentar el estatuto de realidad de la comunicación política basándose en Karl Popper, uno de los máximos exponentes de la filosofía de la ciencia (investigación sobre la naturaleza del conocimiento científico y la práctica científica). Hasta ahora no existe la ciencia de la comunicación, aunque a muchos les pese, ya que no se ha constituido como disciplina, no tiene un solo objeto de estudio ni un método de investigación propio.
(7) Un aporte a pensar el tema desde el campo de las ciencias cognitivas. El neurobiólogo Francisco Varela, afirma que la cognición está ligada de manera vital a la acción del cuerpo. Así, el mundo no está separado del cuerpo que conoce, sino que emerge a la par de sus propias acciones. Es lo que Varela denomina “cognición como enacción” (del inglés to enact, emerger, hacer aparecer). En esta perspectiva, la percepción no es vista como el registro de información ambiental y la realidad no es algo dado porque “lo que cuenta como mundo relevante es inseparable de la estructura del que percibe” (Ética y acción, pág. 19.

El totalitarismo de la imagen. (Luis Aravena Vargas)

La guerra de Irak, además de las consecuencias y costos que ha tenido para el gobierno de George W. Bush, ha entregado a los medios de comunicación y por ende a la sociedad una cantidad de términos que han sido adoptados de manera natural por los medios de comunicación que se encargan de entregarlos a los televidentes pasivos los cuales hacen uso indiscriminado de ellos.
Los conceptos heredados por los medios y la puesta en práctica de dichos elementos no han hecho más que erosionar el campo del discurso político y por ende el espacio público en el que se desarrollan los individuos. De esta manera, la presente investigación pretende demostrar que mediante el engaño, la manipulación y la superposición de intereses particulares han erosionado el campo político, transformándolo y llevándolo hasta un punto máximo de fragilidad.
Dicha investigación se centra en el temática del discurso y lo político, que fue definido por el profesor como: “el estudio de la relación moderna entre un orden discursivo público-político y un conjunto de reglas y exigencias formales que configuran el ejercicio de lo político, el uso público de la razón. Observa los límites, las tensiones, la destitución y transfiguración de la palabra política moderna, como proceso de transmutación y fragilización de lo político”
Definitivamente, el proceso de evolución descrito por Darwin, no se está cumpliendo a cabalidad en algunos sectores de la población mundial. Un gran número de seres humanos se está entregando completamente al estilo de vida del “Homo Videns” , es decir, aquel hombre que se deja atrapar por la frivolidad de las imágenes, de los medios de comunicación y de todas aquellas realidades que le son presentadas.
Debido a esto, los libros empastados, las bibliotecas y las revistas de papel están destinadas a desaparecer, porque el nuevo hombre que habita la Tierra no está dispuesto a buscar el conocimiento por sí mismo, prefiere que otros le entreguen la ilusión necesaria para poder vivir, y que otros piensen por él aunque sus intereses se vean notoriamente afectados.
La entrega de esa ilusión necesaria, y la presentación de realidades que favorecen intereses personales, son dos elementos que motivaron la presente investigación, con la idea de mostrar a la población que muchas veces esas cabezas frías y pensadoras no hacen más que subyugar a la sociedad mediante la retórica, los hechos alterados, y ciertos recursos psicológicos para manipular y alcanzar sus objetivos políticos o económicos.
La capacidad de pensar, razonar, de elegir y de comunicarse por medio del lenguaje oral, escrito, gestual etcétera, son algunos de los elementos que distinguen al hombre de los animales y que le han permitido, desde el origen de las civilizaciones, poder organizarse. Sin embargo, estas cualidades no sólo le han servido para expresar sentimientos, emociones o sus necesidades apremiantes, sino que también ha permitido la adquisición de poderes e influencias sobre los demás individuos de una población.
A lo anterior, debemos sumar que el hombre es un animal político y gregario por naturaleza, lo que es determinante a la hora de analizar las relaciones que se establecen al interior de una comunidad, puesto que éstas se ven sometidas a modificaciones y ajustes, lo que significa que la sociedad está en un constante cambio estructural.
Una vez que hemos identificado al hombre como un ser político, gregario y capaz de comunicarse, es necesario hablar del o los efectos que las comunicaciones tienen sobre la vida de los individuos. Al respecto debemos señalar que la comunicación es algo que pertenece y que está al servicio de todos. De esta manera, podemos entender que a través de la comunicación y del lenguaje se da origen a las civilizaciones, al entendimiento y estructura de éstas, puesto que a través de dicho proceso se da a conocer lo que en ella transcurre, entiéndase medios de prensa, escritos, televisivos o multimedia les, los que originan comentarios, rumores, opinión y por supuesto la opinión pública, que corresponde a la suma de los diversos puntos de vista que tiene una sociedad acerca de un determinado tema.
La suma de lo anterior, nos lleva a establecer que la comunicación y la política se encuentran estrechamente ligadas, ya que en base a sistemas de comunicaciones eficientes se obtiene una mejor organización política social, lo que se traduce en el desarrollo y construcción de sociedades más dinámicas y por ende más eficientes. Con esto, también podemos señalar que la política ha determinado la forma y el destino que han seguido las sociedades.
Actualmente, con el proceso de la globalización que vive el mundo y el abismarte desarrollo de las comunicaciones, podemos señalar que la comunicación es fundamental para la consecución de objetivos ideológicos, políticos, económicos, sociales, religiosos y militares. Por esta razón, la comunicación política se ha desarrollado como un tema de vital importancia, puesto que se hace necesario que los gobernantes y gobernados, establezcan mecanismos recíprocos de comunicación.
Como consecuencia de lo señalado anteriormente, podemos establecer que hoy en día la política demanda un mayor uso de los medios de comunicación masiva, puesto que el político moderno, los comunicadores, empresarios, los Estados y los ciudadanos, necesitan entrar de manera más incisiva en el juego de la democracia. Todo esto se hace, ya que los objetivos planteados necesitan ser planeados, además de prever los riesgos. Son estos factores los que nos han llevado a formular una serie de interrogantes con respecto al rol de las comunicaciones en la política y cómo a través de la difusión de discursos políticos un gobernador puede implementar sus objetivos en una cultura que es totalmente distinta a la suya en todos los ámbitos.
Para continuar con la investigación de los discursos emitidos por la máxima autoridad de los Estados Unidos, el presidente George W. Bush, es necesario que se definan elementos que componen un discurso propagandístico. De esta manera, A partir de la definición de discurso, podemos hablar del objeto de investigación en sí, el que en este caso corresponde al discurso político. “El discurso político permite a quien lo domina, influir en los demás, obtener cierto poder y mejorar las relaciones sociales mediante el reconocimiento público, a la vez que le da mayor confianza y seguridad en sí mismo. Por ello Platón, al referirse a esta habilidad retórica, lo definía como “el arte de regir la mente de los hombres”.
Pero esta condición discursiva que poseen los hombres se topa con nuevos elementos que también deben ser presentados para realizar este análisis. Unos de los conceptos que se mezclan en esta distorsión del discurso político y sus consecuencias en la esfera pública es la construcción de la realidad social. “La realidad social es creada por nosotros para nuestros propósitos, y nos parece tan prestamente inteligible como los propósitos mismos”
La comprensión del discurso como texto y como acto de habla depende de varios factores cognoscitivos importantes, que incluyen los conocimientos, las creencias, los deseos, los intereses, los objetivos, las actitudes, las normas y los valores de los usuarios de la lengua. Como estos factores a su vez están influidos por la comprensión del discurso, debemos investigar cómo se forman y se transforman por medios de mensajes verbales. Este problema fundamental es una de las tareas principales de la psicología social, del estudio de la comunicación de masas y de la comunicación política. Estas disciplinas examinan cómo un individuo es influido por el discurso de otro y cómo grupos de individuos son así influidos por procesos de comunicación pública en el contexto social.
Pero dicha influencia y las consecuencias que la distorsión del discurso político pueda generar en quienes se ven sometidos a ella, está dada por el papel que cumplen los medios de comunicación masiva, que a durante el siglo XIX, se hicieron necesarios para desarrollar una forma de mostrar lo que se quería mostrar, institucionalizando la forma de producción de mensajes a gran escala precipitando la aparición del Homo Videns y Homo Faber. Esta comunicación de masas se caracteriza por ser abierta, capaz de llegar a una audiencia heterogénea, estableciendo una relación entre quien la emite (emisor) y quien la recibe (receptor), de corte impersonal.
Dichas cualidades le permiten a la comunicación de masas influir en las conductas o comportamientos de una sociedad. Por esta misma razón, fue que durante la guerra de Irak y Afganistán – protagonizada por los Estados Unidos y una colación de países por la paz, aprovecharon los medios de comunicación masiva para crear una videocracia, con la cual alimentaron, manipularon, fabricaron una realidad de acuerdo a sus intereses para crear consenso en la opinión pública y evitar que ésta se manifestara en contra del conflicto.
El bombardeo constante con información pretendía formar una opinión pública menguada, de poca sustancia analítica, discursiva, restándolo de todo tipo de participación ciudadana crítica y reprochable hacia los actos desmesurados del uso incorrecto del poder por parte de las autoridades. Por tanto y de acuerdo a la tesis de Sartori, pasamos de un “homo sapiens”, producto de la cultura escrita, al “homo videns”, que es producto de la imagen. Es más, el autor afirma que la televisión en la época actual no sería solo un instrumento, sino que es una “paideia”, un medio que genera un nuevo “ántropos”, esto es, un nuevo tipo de ser humano.
La utilización siniestra de los medios de comunicación masiva y en especial en el caso de la invasión ambos países del Medio Oriente, no hace más producir efectos nocivos en el espacio político público en el cual una pequeña nómina de políticos o personajes que ostentan el poder pueden poner como temas principales los que ellos consideren para la consecución de sus objetivos, lo que trae como consecuencia un desplazamiento hacia la oscuridad pública a los pequeños grupos o aquellos que no están de acuerdo con su pensamiento. En una sociedad donde prima el valor de lo visible, se produce la paradoja que de la mayoría pasa al estadio de lo invisible, queda fuera de la huella mediática y por tanto, no existe.
Pero cuál es el efecto más notorio e inmediato de esta influencia de la imagen en la manipulación de la una opinión pública y en el discurso de la comunicación política. La consecuencia de dicha intervención es que el pueblo se debilita, no decide la solución de los temas, no ejerciendo sus derechos como ciudadanía y entregando el poder de decisión sólo a una elite administrativa.
De acuerdo con las ideas de Sartori, podemos coincidir en que existe un aumento de un demospoder, es decir un poder que no corresponde con el demo saber que es el ideal de la democracia. Este demospoder, ha creado una multitud solitaria, que no es más que un conjunto de individuos diseminados que han perdido la noción de personas y que no son capaces de actuar como una organización, comunidad, sociedad o bloque para manifestarse en contra de aquello que los afecta.
Es necesario reconocer que en la sociedad moderna, tanto a nivel individual y de la sociedad, el hombre ha perdido su libertad, puesto que se olvidó de la razón o “logos” y poniendo énfasis en un instrumento como la televisión, o más bien dicho, está determinado por ésta.
De esta manera, podemos plantearnos la siguiente pregunta: ¿es que el hombre ha perdido su libertad? O mejor dicho, ¿ha entregado su libertad y capacidad de decisión al instrumento creado por él mismo?, provocando una dependencia total de éste al momento de tomar decisiones, decidir y velar por el orden que regirá su vida.