14 diciembre 2006

Comentario trabajo de compañeros Voto Chileno en la ONU

Por Jose Saffie

Por José Saffie

Me pareció muy loable el trabajo realizado por los compañeros Porto, Aravena y Hermosilla. Creo que la dedicación a indagar en los detalles del discurso público del que fuimos víctimas todos los chilenos (y quienes comparten con nosotros este espacio…. físico) queda absolutamente bien retratado.
Me pareció también de especial interés orientar mi comentario con un objetivo acotado (y que considero puede sumarse a lo expuesto por los compañeros): la instalación de un tema que no representó ningún interés directo de la opinión pública nacional, ni la defensa de posiciones internas (de política interna), sino más bien la forma magistral en que un tema lejano, de cero incidencia en nuestras vidas, se posicionó como una decisión de vida o muerte, una decisión entre la democracia y el totalitarismo, una discusión trasnochada con olor a guerra fría, que tras amenazar con afectar los espacios más domésticos de nuestras vidas, hoy ha desaparecido sin que tenga relevancia ni siquiera para los reales involucrados (los presidentes Bachelet y Chávez).
El análisis de los actores involucrados, me lleva a concluir rápidamente que el surgimiento de este debate lo podemos encontrar en los pasillos del Congreso y las flamantes salas de reuniones de los partidos políticos. La falta de temas de real interés nacional en la agenda pública fue el campo fértil para el nacimiento de esta polémica (no puedo dejar de preguntarme si la educación, la salud, la seguridad ciudadana, el empleo, los temas medioambientales y otros por el estilo no debieran ocupar este espacio de debate, claro que en un nivel mayor de discusión…. ¿Es más, son los medios los que nos involucraron en esta polémica, a mi sentido, artificial? ¿Porqué no discutimos de mayor impacto en nuestras vidas.. o nuestros bolsillos al menos?).
Entonces agreguemos a los lugares donde surgió esta discusión pública las iluminados, obtusas y dramáticas (con espantoso olor a cigarro y café) salas de redacción de los medios de comunicación.
Creo que son los medios los que, a través de su cobertura, con la inclusión del tema en portadas, entrevistas y cuerpos de reportaje -y porque no decirlo, en los titulares de los noticieros-, fueron alimentando un fuego que desató las pasiones ocultas por años de nuestros dirigentes políticos. Es más, siento que los medios supieron guiar con mano privilegiada –ya se quisiera esa ‘muñeca’ algún aprendiz de jockey en club hípico o el hipódromo- un debate que nunca implicó un interés mayor, alimentando a la opinión pública con sus sensaciones de votar a favor o en contra dependiendo de la ausencia de informaciones, hasta que en definitiva –y en un acto que siento hoy salomónico y justiciero- nos abrieron los ojos a todos respecto a la mejor salida, la salida del consenso, la que anuló definitivamente el sentido de lo político (entendido como discusión, disenso, confrontación): la ABSTENCIÓN.
Capítulo aparte merece la actuación gubernamental (única entidad a la que realmente le importaba el voto en la ONU) que con su carácter titubeante y timorato (estoy seguro que este capítulo alimentó la sensación de falta de liderazgo que hoy reflejan las encuestas) de carácter secretista y que tras un largo calvario de 6 meses encontró en las páginas de los diarios la mejor salida: la ABSTENCIÓN.
Datos de la causa: en ningún otro país de la región la votación en la ONU fue tema de discusión pública (excepto Venezuela que fue candidato); es rescatable el ejemplo brasileño, argentino y peruano, entre otros, que zanjaron la discusión 3 meses antes…

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